La hospitalización veterinaria es el internamiento de una mascota en una clínica u hospital veterinario para recibir atención médica continua y supervisada. Se recurre a esta cuando el animal necesita cuidados que no pueden proporcionarse de forma adecuada en casa.

​

¿Cuándo es necesaria la hospitalización veterinaria?

​

Una mascota puede necesitar hospitalización en diversas situaciones, incluyendo:

​

• Recuperación postquirúrgica: Especialmente después de cirugías mayores que requieren monitoreo constante del dolor, signos vitales y posible administración de fluidos o medicamentos intravenosos.

• Enfermedades agudas: Como infecciones graves, problemas gastrointestinales severos con vómitos y diarrea persistentes, o enfermedades metabólicas descompensadas.

• Traumatismos: Después de accidentes, caídas o peleas que resulten en heridas graves, fracturas o lesiones internas.

• Manejo del dolor: Para controlar el dolor intenso que no se puede manejar eficazmente en el hogar.

• Realización de pruebas diagnósticas: Cuando se requieren pruebas seriadas o la presencia continua del animal para la toma de muestras (ej. monitoreo de glucosa).

• Administración de tratamientos específicos: Como fluidoterapia intravenosa continua, transfusiones de sangre, oxigenoterapia o administración de medicamentos intravenosos a intervalos regulares.

• Monitoreo de enfermedades crónicas: En casos de descompensación de enfermedades como la insuficiencia renal, diabetes o enfermedades cardíacas que requieren una supervisión estrecha.

• Rehabilitación y fisioterapia: En algunos casos, se requiere hospitalización para iniciar o continuar programas de rehabilitación bajo supervisión profesional.

​

¿Qué se ofrece durante la hospitalización veterinaria?

​

Los servicios de hospitalización veterinaria suelen incluir:

​

• Alojamiento seguro y confortable: En jaulas o boxes individuales, adecuados al tamaño y especie del animal. En algunas clínicas, existen áreas separadas para perros y gatos para reducir el estrés. También puede haber salas de aislamiento para animales con enfermedades contagiosas.

• Monitoreo constante: Supervisión regular de los signos vitales (temperatura, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, presión arterial), nivel de dolor y estado general del paciente por parte del personal veterinario (veterinarios y técnicos veterinarios).

• Administración de medicamentos: Según la prescripción del veterinario, incluyendo medicamentos orales, inyectables e intravenosos.

• Fluidoterapia: Administración de líquidos por vía intravenosa o subcutánea para mantener la hidratación y el equilibrio electrolítico.

• Alimentación especializada: Suministro de dietas terapéuticas adecuadas a la condición del paciente, siguiendo las indicaciones veterinarias. Se monitoriza la ingesta de alimento y agua.

• Paseos y eliminación: Para perros, se ofrecen paseos regulares para que puedan hacer sus necesidades. Se asegura la limpieza de las áreas de alojamiento. Para gatos, se proporcionan bandejas de arena individuales que se limpian con frecuencia.

• Higiene: Se mantiene la limpieza del paciente y de su área de alojamiento.

• Manejo del dolor: Administración de analgésicos y otras terapias para garantizar el confort del animal.

• Comunicación con el propietario: El equipo veterinario suele mantener informado al dueño sobre la evolución de su mascota, ya sea mediante llamadas telefónicas o, en algunos casos, visitas programadas (aunque estas pueden ser limitadas para no estresar al animal).

• Realización de pruebas diagnósticas: Se pueden llevar a cabo análisis de sangre, orina, heces, radiografías, ecografías y otras pruebas según sea necesario.

• Cuidados de enfermería: Curación de heridas, colocación de vendajes, administración de terapias específicas, etc.

• Soporte emocional: El personal veterinario también brinda apoyo y cuidado afectuoso a las mascotas hospitalizadas para reducir su estrés y ansiedad.

​

La hospitalización veterinaria es un recurso crucial para brindar la atención médica intensiva que algunas mascotas necesitan para recuperarse de enfermedades o cirugías, o para controlar afecciones médicas complejas.

​